domingo, 9 de agosto de 2009

Escribir es intentar saber qué escribiríamos si escribiésemos

"...Pero la verdadera pasión de Hannah nunca había sido la informática, sino la poesía...se entretuvo aquella época traduciendo a clásicos que cogía de la biblioteca...Todas la traducciones, decentes pero no óptimas, se las guardaba para sí. Encontraba una gran satisfacción al detectar un mismo pulso poético en las obras despojadas y desnudas de aquellos autores y los programas que ella confeccionaba, cuyo destino consistía en también volverse inmateriales en el interior de las computadoras. Un día, comenzó a escribir sus propios poemas. Aprovechaba cualquier lugar, pero era especialmente en los bares, mientras desayunaba o comía, donde garatabeaba en las servilletas las diferentes tentativas e ideas. En pocos meses terminó por confeccionar un poemario bastante peculiar llamado New Directions, que recorrió varias editoriales sin éxito hasta que decidió autoeditarlo. Una vez con el libro en sus manos se lo fue haciendo llegar a profesores de la universidad de cuya opinión se fiaba; lo halagaron...Pero el libro circunscrito únicamente a esos ámbitos académicos, aún no había sido presentado al público. Cuando le sugerieron que era el momento de preparar una presentación a los medios, lo pensó una sola noche y decidió que no, que no le interesaba esa forma de llegar a la gente, que quería llevar a cabo un experimento literario. Hannah había leído muchos textos de arte conceptual...de hecho era lo que inicialmente la había animado a dedicarse a la programación, disciplina que veía como una herramienta del arte futuro y, por supuesto, conceptual por derecho propio. Esos artistas se iban a un campo, pintaban una línea blanca atravesándolo y lo titulaban Escultura, o se iban a unas bocas de desagüe de alcantarillado que expulsaban al mar, les hacía una foto, y la titulaban Monumento De Una Fuente, y cosas así. Así la idea de Hannah fue la siguiente: los 2.000 ejemplares de New dierctions los dedicó uno por uno, de su puño y letra, a un receptor desconocido: "A quien lo haya encontrado. Ahora, si quieres, ya puedes tirarlo. Afectuosamente, la autora, Hannah", después, en sucesivas semanas, de día y de noche, los iba tirando por la calle, en las aceras, debajo de los coches, o los dejaba en las estaciones de metro, autobús, o aeropuertos, acción que desarrolló duarnte 3 meses por todas las ciudades importantes de los Estados que rodean al de Utah. Ayudada por su hermano Mich documentó todo el proceso debidamente en vídeo y fotografía, para elaborar después un dossier que envió a la Asociación de Artistas Conceptuales de Los Ángeles, de Nueva York y de Boston. La circunstancia importante, la que cambiaría su vida, llegó cuando Ted, que estaba en Denver de paso hacia Big Sur, a donde lo habían enviado a hacer un trabajo en una empresa filial, bajó del autobús, que se detuvo a repostar, y en ese momento en el que los viajeros aprovechan para comer algo e ir al WC del shopping center, se sentó en una de las mesas y allí, entre un vaso de Pepsi y una servilleta garabateada, estaba New Directions. Devoró el libro en lo que le quedaba de trayecto, pero fue la foto de Hannah en la solapa lo que terminó de enamorarlo".
NOCILLA DREAM. Agustín Fernández Mallo