Stéphane está acostado en su cama con el teléfono en la oreja. Del otro lado de la línea, y también de la pared, está su vecina Stéphanie.
"Describe todo lo que ves", le dice ella.
Él está durmiendo y le contesta desde adentro de su sueño, en la mitad de un campo, sosteniendo el teléfono.
"Hace frío y está húmedo, y me rodea un bosque", dice él, mientras pasa corriendo el caballo de género que ella hizo durante el día, solamente que ahora el juguete tiene tamaño real. Se escucha agua. "¿Está hecha el agua de millones de pedacitos de celofán?", pregunta ella haciendo referencia a una escena anterior. No. Ésta vez es agua de verdad, un pequeño arroyo. A sus pies Stéphane encuentra la máquina del tiempo que construyó. Mueve un switch, el agua retrocede un segundo y también lo que estaba diciendo Stephanie.
Volvemos a ver a Stéphane acostado en su cama, teléfono en mano. Ella susurra, "¿Estás dormido?".
"Cuando soñamos, sentimos. Al despertar, los sentimientos siguen ahí y uno tiene la necesidad imperiosa de ser abrazado."
La science des rêves (2006) de Michel Gondry.
(Y muchas, muchas felicidades a Diego y Sara...)