martes, 13 de abril de 2010


Suha: ¿Por qué están haciendo esto?
Khaled: Si no podemos vivir como iguales, al menos moriremos como iguales.
Suha: Si pueden matar y morir por la igualdad deberían poder encontrar una forma de ser iguales en vida.
Khaled: ¿Cómo? ¿A través de un grupo de derechos humanos?
Suha: ¡Por ejemplo! Entonces al menos los israelíes no tienen una excusa de seguir matando.
Khaled: No seas tan ingenua. No puede haber libertad sin lucha. Mientras haya injusticia alguien debe hacer un sacrificio.
Suha: Esto no es sacrificio. Es venganza. Si matas, no hay ninguna diferencia entre la víctima y el que ocupa.
Khaled: Si tuviéramos aviones, no necesitaríamos mártires. Esa es la diferencia.
Suha: La diferencia es que el ejército israelita todavía es más fuerte.
Khaled: Entonces déjanos ser iguales en la muerte. Todavía tenemos el paraíso.
Suha: El paraíso no existe. Sólo existe en tu mente.
Khaled: ¡Qué Dios no lo permita! Que Dios te perdone… De todas formas, prefiero tener el paraíso en mi mente que vivir en este infierno. En esta vida estamos muertos de todas formas. Uno escoge la amargura cuando la alternativa es aún más amarga.
Suha: ¿Y nosotros qué? ¿Los que nos quedamos? ¿Nosotros ganaremos de esta forma? ¿No ves que lo que hacen es destruirnos a nosotros? ¿Y que le dan a Israel una excusa para continuar?
Khaled: ¿Entonces sin una excusa, Israel se detendrá?
Suha: Tal vez. Debemos convertirla en una guerra moral.




Hany Abu-Assad narra su historia con estilo documental, sin justificar los actos de los protagonistas, pero mostrándolos como seres humanos, en el ojo del huracán de un horrible conflicto, cuya solución no puede ser, nunca, la violencia. Su intención es convertir en visibles las historias de las personas invisibles.

Paradise now de Hany Abu-Assad (2005)