"A la cabeza de estas declaraciones destaco la palabra sola; no escribiré sola...no quiero añadir puntos suspensivos tiñiendo mi aislamiento de una melancolía que no es propia de mi temperamento; tampoco signos de exlamación: ¡Sola!, lo cual habría tenido inútilmente el aspecto de un desafío para el mundo. Simplemente constato que he crecido, que he vivido y que envejezco sola.
En 1914 no había ropas sport. Las mujeres asistían a los espectáculos deportivos como las señoras de la Edad Media a los torneos. Iban ceñidas hasta muy abajo, sin movilidad en las caderas, en las piernas, en ninguna parte...El corsé hacía subir la grasa al pecho, la escondía bajo los vestidos. Al inventar el jersey, liberé el cuerpo, abandoné el cinturón (que no volví a utilizar hasta 1930), cree una silueta nueva.
Ante la indignación de los modistos acorté los vestidos.
En aquella época el jersey se llevaba sólo por dentro; hice que se llevara por fuera.
Había decidido sustituir las pieles caras por los pelajes más indigentes. Utilicé el conejo.
Impuse el negro; y todavía reina, ya que el negro echa todo por tierra.
Cansada de llevar los bolsos en la mano y perderlos, les puse una correa y los llevé en bandolera.
Impuse el negro; y todavía reina, ya que el negro echa todo por tierra.
Cansada de llevar los bolsos en la mano y perderlos, les puse una correa y los llevé en bandolera.
En Mimizan organicé una colonia de vacaciones para obreras. No me arrepiento de ello.Siempre he pagado a mis empleadas más que en cualquier sitio porque sé lo que es trabajar...
La moda no es un arte, es un oficio.Sólo me gusta lo que invento, y sólo invento lo que olvido".
El aire de Chanel. Paul Morand
El aire de Chanel. Paul Morand